Dile sí a todo, comete al mundo. No importa a dónde llegues, pero a algún lugar llegarás.
Bueno, divagaba sobre esta afirmación luego de ver una película aleccionadora "Sí, señor". Es verdad. Fui con dos amigos. De allí enrumbamos a un restaurante de luxe. La noche bien lo valía: era una forma de decirle "si" a nuestro apetito.
Bueno, escribí esto mientras aguardaba una llamada que nunca llegará. Es un negocio, el gran negocio de mi vida. Fue un amigo el que me contactó con aquella empresa que me daría el cargo de Gerente en una de sus áreas. Al final no llamaron y desistí de esperar ¿Saben por qué? Porque la vida hay que disfrutarla aquí y ahora y toda espera es una traición a mi momento único e insustituible. Dejé de esperar al necio que me llamaría y abandoné rápido la fe en que mío sería el puesto.
No me equivoqué. Retomé el post hoy, cuando ha pasado más de una semana y no me llamarán. Así es y felizmente desistí de esperar a tiempo y me enfrasqué en el reto de gozar estos días. Así me olvidé del asunto. Nunca llamarán. No esperes nada, ninguna circunstacia o persona. Deja que ellos te encuentren a tí mientras disfrutas.
Bien dijo Saint John Perse: "Invalorables son los momentos y las esperanzas, inciertas."
lunes, 26 de enero de 2009
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